La mujer del banco
La luz de un auto pasajero que alcanza a pasar a través del cancel de la ventana y se refleja en mi pared me hace despertar de mi entresueño; En toda la noche no he podido conciliar el sueño, no puedo dejar de pensar en la mujer del banco, justo enfrente de mí en la fila. Ella me miraba de reojo con insistencia haciéndome una invitación a hablarle, era lo suficientemente atractiva para haberme decidido a hace
rlo, pelo negro lacio y largo, tez blanca, nariz fina, ojo obscuros, no muy alta, no muy delgada, todo lo que puedo pedir en una mujer, supongo que no me le acerqué por miedo, parecía notablemente mayor que yo y me sentí intimidado, decidí quedarme ahí justo detrás de ella y aún cuando duré mucho tiempo ahí cerca de ella, ambos solos, cuando me percaté de que cuando fue su turno, se acerco a la ventanilla, le dirigió si acaso tres envidiosas palabras al cajero y se retiró sin hacer algún movimiento, me hizo pensar en la efimeridad del momento y todas esas oportunidades que dejamos pasar. El problema no es si me la volvería a encontrar, es si esa próxima vez tendría el valor a invitarla a tomar algo.

Tal vez todo el problema no sea por la mujer, era atractiva pero nada que no pudiera haber encontrado en otro lado, no como esa fémina que no puedo sacar de mi mente, que veo seguido y que no me da miedo acercarme, pero que el destino no ha querido que haya algo entre nosotros, recordarla me hace olvidar cualquier otra mujer banal que me haya encontrado que no se acerca ni a leguas a la belleza de tremenda madona. Es un poco tonto, yo siempre fui de la idea de no estancarte en el pensamiento de una mujer habiendo tantas en este mundo, sin embargo aún cuando sé que podría salir con ocho de cada diez mujeres a las que me acercara, y que podría conocer a esa mujer ideal que se acercara aún más a los estándares de mi acompañante para el resto de mi vida, no logro ver las virtudes de cualquier otra mujer, supongo que muy en el fondo tengo una tendencia escondida al sufrimiento que se manifiesta en cosas tan insignificantes como esa, o tal vez sólo sea amor, dejaré que el tiempo aclare mis dudas, de cualquier modo no puedo hacer nada por tener algo con ella, espero que esa barrera entre ambos la remueva el tiempo, de otro modo dudo que pueda olvidarla, aún cuando sea lo que todo el mundo espera que haga, tontos, no comprenden. La luz de otro auto que pasa con la música bastante fuerte me saca de mi ensimismo de la noche fría, me levanto por un vaso de agua, regresando a mi cama viéndola destendida me recuerda lo turbio de mis anteriores pensamientos, estoy a punto de volver a pensar en, en ella, pero recuerdo que mañana tengo cosas que hacer, supongo que mi antagonismo puede esperar.
Sin motivo alguno me despierto, vagamente recuerdo lo que pensaba ayer, tal vez es por eso por lo que amo la noche, más que el día, la luz artificial hace parecer que todo es bonito, aún cuando haya cosas que no lo sean, las calles normalmente solas hace parecer todo tan tranquilo, la ciudad de noche con las luces irónicamente, siendo todas tan similares, te recuerdan lo diferente que es cada persona, aún más que viendo a las personas directamente de día y notando sus obvias diferencias, me encanta la noche por que cuando duermes, tus sueños representan esos sentimientos reprimidos, ese “Id” que quiere expresarse pero que tu conciencia reprime, es como haberlo dejado salir pero sin consecuencia alguna, y lo mejor de todo, un problema que tenías en la noche, que te quitaba el sueño y parecía no desaparecer de tu pensamiento, al día siguiente se recuerda vagamente y pareciera que el problema hubiera desaparecido. Me baño, me cambio con ese par nuevo de pantalones que no me había decidido a usar, y me dirijo a mi destino.
Sin motivo alguno me despierto, vagamente recuerdo lo que pensaba ayer, tal vez es por eso por lo que amo la noche, más que el día, la luz artificial hace parecer que todo es bonito, aún cuando haya cosas que no lo sean, las calles normalmente solas hace parecer todo tan tranquilo, la ciudad de noche con las luces irónicamente, siendo todas tan similares, te recuerdan lo diferente que es cada persona, aún más que viendo a las personas directamente de día y notando sus obvias diferencias, me encanta la noche por que cuando duermes, tus sueños representan esos sentimientos reprimidos, ese “Id” que quiere expresarse pero que tu conciencia reprime, es como haberlo dejado salir pero sin consecuencia alguna, y lo mejor de todo, un problema que tenías en la noche, que te quitaba el sueño y parecía no desaparecer de tu pensamiento, al día siguiente se recuerda vagamente y pareciera que el problema hubiera desaparecido. Me baño, me cambio con ese par nuevo de pantalones que no me había decidido a usar, y me dirijo a mi destino.